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Altán: atrapada en el pantanoso camino para conectar a zonas remotas de México

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La expectativa inicial era que el proyecto tardaría seis años en despegar, y una vez que esto ocurriera, una veintena de empresas de telecomunicaciones podrían llevar servicios a las regiones y comunidades más apartadas del país. Pero nada de eso ha ocurrido.

La empresa no solo tuvo que pedir este año un aplazamiento de sus objetivos de conectividad hasta 2028, sino que también solicitó entrar a un proceso de concurso mercantil con el objetivo de hacer frente a una deuda millonaria que acumula con sus proveedores, entre ellos, Huawei, Nokia y American Towers.

La compleja situación que enfrenta Altán Redes ya pasa factura a sus clientes y afecta los objetivos de conectividad e inclusión digital planeados por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El modelo de negocio Entrada a concurso mercantil CFE Telecomunicaciones, uno de los clientes afectados Las historia en datos

Altán Redes, una asociación público-privada creada con recursos propios provenientes de inversionistas privados y de los mismos clientes, firmó en enero de 2017 un convenio de arrendamiento con el Organismo Promotor de Inversiones en Telecomunicaciones (Promtel) para utilizar el espectro radioeléctrico de la banda de 700 MHz mediante tecnología 4G-LTE. Tras firmar el convenio, la empresa arrancó con el despliegue de infraestructura en lugares remotos con el objetivo de lograr en 2018 un avance de 32.3% en su meta de cobertura.

Altán Redes cumplió la meta de ese año y también la del siguiente, que era llegar a poco más del 50%. Pero la llegada de la pandemia en 2020 provocó que algunas de las empresas que habían levantado la mano para utilizar su red demoraran la suscripción de contratos, así como el lanzamiento de ofertas de mercado, “lo cual generó que a pesar de tener una tendencia al alza no se alcanzaran las proyecciones del número de clientes esperados”, según explicó la empresa. En ese año, Altán Redes tuvo un déficit de ingresos de 58,000 millones de pesos.

Esta situación comenzó a mermar no solo la entrada de nuevos clientes, sino su objetivo de despliegue de infraestructura y con ello su solvencia financiera. Para 2021 la situación era insostenible y en mayo de ese año Altán Redes decidió entrar a concurso mercantil. La empresa buscaba entonces poder reestructurar la deuda con sus acreedores, que ya supera los 17,000 millones de pesos, debido a los altos costos que representa desplegar infraestructura así como operarla, y al modelo de negocio con el que se diseñó a la Red Compartida que le imposibilita dar servicios a los usuarios finales.

“El despliegue de la Cobertura Social, la ejecución de las obras y de mantenimiento de Red Compartida para prestar servicios tiene costos muy elevados, razón por la cual la compañía consume altas cantidades de efectivo mensualmente”, explica Altán Redes en el documento de petición de entrada a concurso mercantil del cual Expansión tiene copia.

Además tuvo que solicitar al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) una prórroga para posponer su meta de cobertura de 92.2% de 2024 a 2028. En marzo de este año, el IFT aprobó dio a Altán el visto bueno a su petición. La empresa presidida por Salvador Álvarez se encuentra en etapa de reconocimiento de deuda con cada uno de sus acreedores. De acuerdo con el documento de solicitud de entrada a concurso mercantil, Altán Redes contaba con 1,223 millones de pesos y espera recibir en los próximos tres meses 924 millones de pesos, lo que da un total de 2,147 millones de pesos para operar en los próximos tres meses.

Pero aun así requiere de 4,972 millones de pesos para seguir operando, lo que significa que aun, con el dinero que le inyecten, tendría un déficit de 2,825 millones de pesos. La empresa espera una inyección de capital mediante un segundo crédito que obtendrá esta vez de la banca nacional y que ronda los 100 millones de dólares.

El primer crédito que obtuvo Altán lo recibió el 31 de agosto de 2021 y ascendió a 50 millones de dólares. Altán Redes y CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos, una empresa subsidiaria de la CFE, consolidaron una alianza en mayo de 2020, con el objetivo de convertir a la empresa estatal en un Operador Móvil Virtual de la Red Compartida.

La primera etapa del proyecto contemplaba la instalación de 2,000 routers con la conectividad de Altán de su Red Compartida, con el objetivo de conectar a comunidades rurales que no tienen acceso a Internet. Ambas empresas aseguraron en un comunicado que esto beneficiaría a escuelas, hospitales y centros de integración de zonas con rezago digital.

Pero la reestructura financiera de Altán Redes y el aplazamiento en sus metas de conectividad han sido algunos de los factores que han frenado las metas de CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos. ‘Puedo constatar lo difícil que es el poder comunicar (a las zonas remotas) con internet (…). Lo vamos a lograr porque todavía nos queda tiempo, dos años cuatro meses”, dijo a principios de mayo el presidente López Obrador.

La brecha digital aún persiste. De acuerdo con la Encuesta de la Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi, el número de usuarios con acceso a internet en México llegó a 84.1 millones, lo que representa que 28% de la población de seis años en adelante no se conectó a la red.

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