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Pese a reproches mutuos, China y EU pactan mejorar la relación bilateral

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Bali. Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos y China, Antony Blinken y Wang Yi, respectivamente, celebraron una reunión “constructiva” que alcanzó un “consenso” para mejorar las relaciones entre sus países, en momentos en que las dos potencias buscan disminuir las tensiones.

“Ambas partes, sobre la base de reciprocidad y de mutuo beneficio, llegaron a un consenso para que el grupo de trabajo conjunto sino-estadunidense obtenga más resultados”, declaró el canciller chino, al informar del encuentro con Blinken, al margen de la reunión del Grupo de los Veinte (G-20) en Bali, Indonesia.

Poco antes, Blinken aseguró que, “pese a la complejidad” de las relaciones, las conversaciones fueron “útiles, francas y constructivas”.

Aun cuando señaló que la actitud de China hacia Taiwán, una isla democrática que Pekín considera parte de su territorio y que prometió retomar algún día, seguía siendo un problema para Washington, inquieto por la creciente presión militar china.

“He expresado la profunda preocupación de Estados Unidos por la retórica y las actividades cada vez más provocadoras de Pekín con respecto a Taiwán y por la importancia vital del mantenimiento de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán”, añadió Blinken en conferencia de prensa, tras cinco horas de reunión con Wang.

El canciller chino señaló que la parte estadunidense prometió no apoyar la “independencia de Taiwan”, por lo cual pidió dejar de distorsionar la política de una sola China así como utilizar la “carta de Taiwán” para obstruir la reunificación pacífica del gigante asiático.

Blinken destacó que también pidió a su homólogo tomar distancia con Moscú y condenar la “agresión” rusa contra Ucrania.

“Realmente es el momento de que todos nos levantemos, como lo han hecho los países del G-20 uno tras otro, para condenar la agresión y exigir, entre otras cosas, que Rusia permita el acceso a los alimentos bloqueados en Ucrania”, indicó el secretario de Estado estadunidense en rueda de prensa tras las conversaciones.

“Volví a compartir con el también consejero de Estado, Wang Yi, que estamos preocupados por su alineamiento con la Federación Rusa”, explicó Blinken.

Agregó que no creía que Pekín se estuviera comportando de forma neutral, ya que había apoyado a Moscú en Naciones Unidas y “amplificado la propaganda de Vladimir Putin”. El principal diplomático estadunidense recordó que el presidente chino Xi Jinping había dejado claro en una conversación telefónica con el presidente Vladimir Putin el 13 de junio que mantenía la decisión de formar una asociación con Rusia.

Poco antes de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, Pekín y Moscú anunciaron una asociación “sin límites”, aunque los altos mandos estadunidenses dicen que no han visto a China eludir las duras sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia ni proporcionarle equipo militar.

Los funcionarios estadunidenses han advertido de las consecuencias, incluidas las sanciones, en caso de que China ofrezca apoyo material a la guerra que Moscú califica de “operación militar especial” para degradar al ejército ucranio.

Preguntado por su negativa a mantener conversaciones con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en el G-20, Blinken aseguró: “El problema es el siguiente: no vemos ninguna señal de que Rusia, en este momento, esté dispuesta a involucrarse en una diplomacia significativa”.

Lavrov se ausentó antier de varias sesiones con sus homólogos del G-20, un foro de las mayores potencias industrializadas y emergentes, tras haber recibido una lluvia de críticas por la invasión de Rusia a Ucrania, tema que junto con su impacto en la seguridad alimentaria y la energía dominaron la reunión a puertas cerradas en la isla indonesa de Bali, que terminó sin un comunicado conjunto y sin anuncios de acuerdos alcanzados.

Al clausurar esta reunión, la ministra indonesia, Retno Marsudi, declaró que los participantes expresaron “su profunda preocupación por las consecuencias humanitarias del conflicto bélico” en Ucrania. Pero el G-20 no condenó de manera unánime la operación militar rusa, agregó. Por su parte, Wang intercambió opiniones en profundidad sobre “la cuestión de Ucrania” durante las conversaciones de ayer, según un comunicado publicado por su ministerio, sin dar detalles.

También dijo a Blinken que la dirección de las relaciones con China corrían el riesgo de seguir “extraviadas”, debido a que Estados Unidos percibe de manera diferente al gigante asiático.

“Mucha gente cree que Estados Unidos está sufriendo un ataque cada vez más grave de ‘sinofobia’”, apuntó Wang. También apuntó que Washington debería cancelar los aranceles extraordinarios impuestos a China lo antes posible y dejar de imponer sanciones unilaterales a las empresas de su país.

A pesar de las diferencias, el objetivo principal del encuentro, una reanudación de un diálogo de alto nivel entre Washington y Pekín, parece haber sido alcanzado.

Mientras Occidente intenta aislar a Rusia después de la invasión de Ucrania y la economía mundial se enfrenta a una creciente incertidumbre, China y Estados Unidos han tomado medidas preventivas para evitar que sus innumerables diferencias degeneren en conflictos.

Daniel Kritenbrink, principal diplomático estadunidense para Asia del Este, declaró antes del encuentro que Estados Unidos buscaría “hacer todo lo posible para evitar cualquier error que pueda llevar inadvertidamente a un conflicto”.

Esta reunión debía también preparar los encuentros a distancia que sostendrán los presidentes Xi Jinping y Joe Biden en las próximas semanas.

El diario estatal chino Global Times, usualmente crítico de Estados Unidos, publicó que la creciente diplomacia “pone de relieve el consenso entre las dos partes por evitar una escalada de la confrontación”.

La posición estadunidense sobre China se ha endurecido en los años recientes. Además de la cuestión de Taiwán, Biden mantuvo lo fundamental de la línea dura de su antecesor, Donald Trump, en su relación con Pekín. Pero en un discurso reciente, dejó claro que Washington no busca una nueva guerra fría, pese a mantener las críticas, como acusar a China de genocidio contra los uigures, de mayoría musulmana.

Se espera que el gobierno de Biden levante, para contrarrestar la actual carestía en su país, algunos aranceles que impuso Trump a los productos chinos y es un asunto que se ha convertido en un problema político en Estados Unidos.

Los funcionarios estadunidenses dicen ser conscientes de que la pequeña luna de miel con China podría ser fugaz. Se espera que Xi haga grandes cambios en su equipo de política exterior durante el Congreso Nacional del Partido Comunista que se efectuará este año. Sin embargo, Craig Singleton, especialista en China en la Fundación para la Defensa de las Democracias, anticipó que Xi volverá a designar a tecnócratas que puedan trabajar con Washington.

“La razón es simple, la economía China enfrenta grandes obstáculos y los dirigentes parecen dispuestos a reconocer que la retórica agresiva de China ha sido contraproducente”, afirmó.

Blinken comenzó hoy conversaciones en Tailandia para reforzar los lazos en el sudeste asiático, una región clave en la que la rivalidad con China cada vez es mayor.

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